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Chocolatada con usuarios del acueducto Aguas Claras

  • María Clara van der Hammen y Marcela Arrieta
  • 4 mar 2016
  • 6 Min. de lectura

Por medio de esta actividad en la Vereda Olarte de Usme, se ha logrado construir un espacio de para compartir experiencias y aprendizajes en torno a la relación con el agua de los habitantes.

La Chocolatada

Foto: archivo proyecto

Este es un espacio que ha propuesto el proyecto Territorios del Agua y Redes de Práctica y Aprendizaje para compartir la relación que los usuarios tienen y han tenido en el tiempo con el agua, las fuentes a las que tienen acceso, los usos y cuidados que le dan.


Este espacio es para los usuarios, junta administradora y operarios del acueducto Aguas Claras Olarte y hace parte de los talleres de educación ambiental que el acueducto debe organizar dentro del marco del programa de uso eficiente y ahorro de agua (PUEAA), presentado a la CAR para obtener la prolongación de la concesión de aguas. Libardo anunció la chocolata el domingo anterior (2.11.2015), durante la asamblea de usuarios. Los usuarios con mayor consumo de agua debían comprometerse a ir. Todos los usuarios estaban invitados. Para el proyecto la chocolatada se planteó como un encuentro con los usuarios, actores centrales de la gobernanza de agua, espacio vital para conocer su relación con el agua y el acueducto.


El lunes viajamos Marcela y María Clara y alrededor de las 10 y media llegamos a Usme. Íbamos pendientes del paro de Transmilenio que se había organizado en el portal de Usme, pero no nos tocó ningún trancón. Pasamos toda la mañana en el pueblo, aprovechamos para hacer una visita a una amiga en Chiguaza y para comprar los materiales del taller. Libardo llevaba el chocolate, nosotros las almojábanas.


Llegamos temprano, dimos una vuelta y esperamos frente al salón comunal a que las personas llegaran. Algunos muy puntuales llegaron a las 2 pm. y por sugerencia del rector de la escuela de Olarte quien también estaba invitado a la reunión, hicimos la reunión en uno de sus salones. Asistieron cerca de 15 usuarios. Diana Baez, la secretaria del acueducto, Beatriz Elena la tesorera del acueducto y Libardo el representante legal. Del equipo del acueducto y el Diplomado también llegaron, Javier, Hanner, Daniela y Natalia.


Empezamos por presentar los objetivos de la chocolatada-taller ambiental. Hicimos una presentación del proyecto de Territorios del Agua (Colciencias) y luego Libardo tomó la palabra para contextualizar la reunión dentro del PUEAA.


Empezamos por presentarnos todos, nombre, lugar en que vivían y muchos dijeron también hace cuánto vivían en la vereda. Algunos llevaban toda su vida en el territorio cerca de 30 y 40 años; los que hace poco habían llegado llevaban 6 años. Muchas mujeres eran amas de casa, otras jóvenes estudiaban y otras, además de las labores de la casa, producían algo en sus fincas. Fue interesante oír la presentación de Miguel Abril gestor de Farmaverde que extraen aceites esenciales de plantas orgánicas en la vereda y además están en 11 municipios de Colombia. El rector de la escuela de Olarte estaba entre los participantes y se mostró muy interesado en comenzar a desarrollar una estrategia pedagógica para lograr una mayor concientización de la importancia del agua con los alumnos.

La finca, el agua sus usos y cuidados.


Fue el primer ejercicio que hicimos individual o por familias. Se propuso hacer un esquema sobre la finca en dónde tenían que localizar las fuentes de agua y los usos que hacían de ella. Las personas estuvieron muy receptivas y luego del trabajo individual cada uno explicó su finca. En esta presentación se hizo claro que para casi todos los usuarios era importante la recolección de aguas lluvias y la reutilización de agua de la lavadora para lavar pisos y baños. El uso del agua del acueducto se hace principalmente para preparar alimentos. Luego de las presentaciones, Libardo tomó la palabra para explicar las posibles causas del malgasto de agua. Al parecer unas de las causas de los altos consumos de agua, podían ser las fugas o dejar las llaves abiertas. Libardo también expuso formas de ahorro y buen uso de agua. Libardo buscó llamar la atención de los usuarios para que tomen conciencia de los ahorros y cuidados del agua, esto los beneficiaría a ellos mismos. Como conclusión se sacaron 6 reglas esenciales del cuidado del agua.


Foto: archivo proyecto

  1. No dejar la llave abierta cuando se va el agua

  2. Reducir el agua de la cisterna con ladrillos en el tanque o con cisternas ahorradoras

  3. Colocar flotador en el tanque para reducir la presión y por lo tanto pérdida de agua

  4. Cuidar aljibes y quebradas

  5. Recoger agua lluvia

  6. Reutilizar el agua de la lavadora

Foto: archivo proyecto

La historia de las fuentes del agua y el acueducto.


Para la segunda actividad las personas debían organizarse por grupos y plantear dos líneas del tiempo una en dónde plasmaran los cambios que habían visto en las fuentes de agua a través de su experiencia y la otra línea del tiempo debía plasmar la historia que habían vivido junto al acueducto.


El primer grupo que presentó fueron habitantes de la vereda que hace poco llegaron. En este grupo participaron varias niñas. Ellos pudieron identificar con claridad un terrible daño ambiental, la contaminación de dos nacederos al que otro habitante contaminó porque le construyó un pozo séptico al lado. Ellos no conocían mucho de los comienzos de la historia del acueducto, pero estaban impresionados y agradecidos con quienes trabajan en el acueducto, especialmente con Libardo, porque de 50 usuarios que tenía el acueducto de Aguas Claras en un principio, pasaron a ser 155. Y destacaron que nunca han sufrido de falta de agua. En este grupo era muy lindo ver cómo personas de diferentes edades compartieron y cómo hablar de la experiencia del nacedero los unía.


Foto: archivo proyecto

El segundo grupo estaba compuesto mayoritariamente por mujeres. Diana, la secretaria del acueducto, y Libardo, el presidente, estaban en este grupo. Para este grupo la línea del tiempo del acueducto comunitario fue muy precisa e identificaron tres momentos en la historia del acueducto comunitario. Libardo habló del acueducto de 1982. En ese tiempo, el agua venía de la quebrada Chiguaza y estaba diseñado para 40 usuarios. Este primer acueducto funcionaba con una bomba eléctrica y los usuarios se “reventaron” con una factura de energía de 2 millones de pesos de esa época. El segundo acueducto se construye por la comunidad en 1988. En aquel entonces, la gente se reunió y decidió buscar una alternativa para construirlo en la finca de Luis Álvarez, con el proyecto financiado por el programa DRI PAN y la CAR. Libardo reflexiona sobre el abandono de estas infraestructuras que hoy podría ser una alternativa para el verano. Y en el 2002 se establece el tercer acueducto que se abastece con agua de la Quebrada Piedra Gorda. Libardo habla también de otras fuentes como son los aljibes que brindaban agua a todos los vecinos. En muchos casos los nuevos dueños y arrendatarios acabaron con los aljibes, los dañan sembrando hasta el borde y en algunos casos los secaron. Pero quedan otros como el de La Victoria, que la gente lo sigue conservando, el de don Buenaventura Sanabria y el de la quebrada Suate, aljibes intocables, es decir que no los han dejado tocar por considerarlos una reserva importante. Como parte del territorio de agua este grupo dibujó una escorrentía, la quebrada los Arbolocos, la quebrada la Arenera y la quebrada Suate que divide la vereda Destino de la vereda Olarte.


Se le preguntó a Libardo si paralela a esa historia del acueducto él veía un cambio en el uso y en el agua del río Tunjuelo, antes de que pudiera responder, el tercer grupo lo interrumpió y le dijeron que los dejara contar esa historia, y así fue.


Se levantó entonces el grupo tres. En este grupo estaba Valentín Cifuentes, él hizo parte del comité de aguas que impulsó la construcción de acueductos comunitarios en Usme. En este grupo también estaba Beatriz Elena, la tesorera. Ese grupo compartió una cartelera dividida en dos partes: una representación del territorio antes del acueducto, y otro después de construido, mostrando también las distintas fuentes de agua de la vereda. A la pregunta sobre los cambios ambientales, ellos contaron que ya no había peces capitanes y que se cultivaba mucho en páramo. Sin embargo, también dijeron que había adelantos, puesto que han hecho limpieza recogiendo envases de agroquímicos y han sembrado matas alrededor de nacederos, así como se han hecho encerramientos de fuentes de agua. En este momento Beatriz Elena contó que está en un grupo de mujeres que toma un curso con el SENA para sembrar orgánicamente. Que se necesita más de 5 años para recuperar las tierras “estamos haciendo nuestras huertas, y nuestros abonos y huertas orgánicas”.


Foto: archivo proyecto

Con esta chocolatada se abrió un espacio de intercambio de experiencias, que al parecer no se da muy frecuente en las veredas, un momento para sentarse y pensar y compartir sobre el agua, sobre su historia y sobre nuestra historia a su lado. Los usuarios estaban muy entusiasmados y nos pidieron organizar otros encuentros similares para dejar escrita la historia del agua y la vereda. Todo un triunfo para el evento!




 
 
 

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