El investigador popular y los académicos en el espejo. Una reflexión crítica sobre la participación
- Leonardo Garavito Jose Edwin Cuellar Javier Reyes
- 9 jul 2017
- 9 Min. de lectura

Al preguntarnos si nos sentimos parte de la red tripartita, primero tomamos un tiempo para pensar. Progresivamente -dice Jose Edwin (JE)-, lograr una comprensión básica de participar en la red ha sido un reto. En 2012 JE se unió al equipo de la Universidad Javeriana para el desarrollo de este proyecto de investigación, sin haber participado previamente en el proceso de formulación. Por eso, comenzó como un compromiso profesional -aclara JE- una responsabilidad, pero no necesariamente una conciencia de estar en red. Entonces Javier (J) recuerda que durante la formulación del proyecto, en 2010 y 11, el tema de los acueductos comunitarios se puso en el centro de las preguntas del proyecto. Esto es importante pues más adelante encontraremos una tensión, un vacío, entre los conceptos de “acueducto comunitario” y “cuenca hídrica”.
Regresando al sentido de pertenencia, los primeros dos años fueron desalentadores -según J- , no fue fácil ajustarse al enfoque académico, no es tan claro el acople entre la investigación popular y académica. En parte, J tenía una expectativas iniciales que después se ajustarán con la progresiva ejecución del proyecto: al respecto -J agrega que-, universidades como el Externado y la Javeriana deberían tener un gran poder para posicionar temas públicamente, para interactuar con las autoridades públicas, para gestionar muchas cosas... pero las cosas no funcionaron así, no así de simple al menos. No obstante, recordó una reunión reciente en septiembre de 2016, en la cual varios de la red dialogamos con el fin de aportar ideas para una presentación que realizaría Dolly, la directora del proyecto. En esta charla se sintió que diferentes puntos de vista se complementaban -expresa J-: un conocimiento técnico y especializado con una visión social y profundamente humana. Jose Edwin tomó la palabra: no pude ir a la reunión preparativa pero asistí al panel donde se realizó la presentación, fue excelente, y los argumentos de Dolly se volvieron referentes para varios de los ponentes participantes.
Por mi parte, solo agregué que la construcción de confianza tomó tiempo y que aún continúa, que estaba de acuerdo con que los primeros dos años de ejecución fueron un gran reto: la definición de los roles y los aportes de cada uno y la diversidad de saberes, prácticas y miradas en la red me producía algo de tensión, una especie de reto personal. ¿Cómo no? Aunque no era mi primera vez con la investigación participativa, si lo era con la investigación colaborativa y comunitaria. Un apuesta que nos reúne hoy a dos investigadores académicos y un investigador popular a reflexionar sobre la experiencia de trabajar juntos en un proyecto, aún en desarrollo, planteado y ejecutado por una red tripartita compuesta por dos universidades, dos organizaciones sociales (Agropolis y la Red de Acueductos Comunitarios) y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. Hago parte del equipo de la Universidad Externado, participé de la formulación del proyecto desde la distancia, aportando algunas ideas mientras terminaba los estudios de doctorado en México. Regresé a Colombia justo antes de que comenzara la ejecución del proyecto y desde hace un año y medio, estoy encargado de coordinar el subgrupo responsable de caracterizar el borde sur de Bogotá (grupo 3), pensando este “borde sur” como un contexto territorial para los diversos acueductos comunitarios y procesos sociales relevantes para el proyecto.
En suma, concluimos que el sentido de pertenencia se desarrolló de manera de progresiva, que aún está en proceso y que no es totalmente constante, sino que se fortalece o se debilita por temporadas. Es decir, necesita ser avivado una y otra vez.
De forma seguida, continuamos con la segunda pregunta ¿qué hemos hecho para activar la red? -JE comienza de manera muy concreta y necesaria afirmando- estando presente, asistiendo a las reuniones, acompañando algunas actividades propias del proyecto y otras impulsadas por las organizaciones sociales como charlas o foros. No obstante, mientras aclaré mi rol en la red pasaron varios eventos en los que no sabía cómo aportar -agregó-. J y yo nos identificamos rápidamente con su respuesta.
Para J también ha sido importante su rol como intérprete y presentador del proyecto ante la comunidad, los académicos y los procesos sociales que han hecho parte del trabajo de campo de nuestro subgrupo. Luego de un silencio corto J recuerda algo más, algo que parece importante, dice que al escucharnos hablar y debatir actualmente sobre el significado y la relevancia del borde sur, siente que jugó un papel clave en geo-referenciar el ámbito y sentido de aplicación de este concepto al interior del proyecto. Una idea que es muy central dentro para la movilización y los procesos sociales que defienden y problematizan el territorio en el sur de Bogotá como bastión para la defensa del agua, la memoria y el territorio. Por ello la pregunta para nosotros debería ser ¿Cuándo nos hemos sentimos como red? A lo que J responde; las ocasiones en las que los académicos asistieron a nuestras asambleas y nosotros a los espacios de reflexión con participación de otros actores, fueron los momentos más significativos como red más allá de que hayamos compartido o no los mismos criterios o puntos de vista. Por último, yo agrego un comentario sobre la ingrata pero necesaria labor de convocar, presionar, escribir, agendar, cancelar y etc, al subgrupo para sus reuniones y actividades. Pero más allá de eso, reconozco que para activar la red he tenido que bajar la guardia y abrirme a cuestionar mi propia perspectiva. Esto, con el fin de recibir y valorar mejor los aportes y propuestas de los otros participantes del subgrupo. En este sentido, a pesar de una dosis inevitable de incertidumbre y un poco de angustia, siento que esto ha fomentado la cohesión al interior del subgrupo y también nos ayudó a entender nuestro aporte al proyecto en general.
Así las cosas, llegamos a la pregunta final, que creo es la más compleja, ¿cuáles han sido las dificultades y los aprendizajes de este proceso? Durante esta charla no tuvimos un hilo lineal, los argumentos y opiniones iban y venían pero en suma emergió una interesante identidad entre las dificultades que se transforman en los aprendizajes o en oportunidades, para tener en cuenta antes de finalizar el proyecto (pues aún podría faltar un poco más de un año de ejecución, en caso de que se confirme una prórroga solicitada a Colciencias para su ejecución).
En primer lugar, sobre las dificultades que se tornan en aprendizajes, la primera retoma la cuestión del enfoque metodológico. Más que participativo, el espíritu del proyecto es colaborativo y comunitario. Apropiar esta forma de actuar representó un exigente giro para JE y para mí, familiarizados más con un tipo de investigación más clásica e incluso, en algunas ocasiones, hasta teórica y conceptual. Después del choque inicial y la usual resistencia al cambio, ambos coincidimos en su valor para conectar con la base social para darle un sentido más social y para acercar la reflexión y el hacer académico a la comunidad y al territorio. Incluso, -JE agrega que- en todos los escenarios donde ha sido presentado el proyecto, el carácter innovador de su metodología ha destacado. Siempre se habla de la importancia de la integración entre diversos sectores y en el caso de este proyecto se juntan el académico, el social y el público. No hay muchos antecedentes al respecto, en gran medida, es algo en construcción y en parte, esta reflexión es un aporte hacia su comprensión a través de nuestras experiencias personales y como subgrupo. Pero el carácter innovador del proyecto fue y en alguna medida es, una gran dificultad o mejor, un gran reto para su desarrollo. La experiencia en investigación participativa parece no ser una experiencia suficiente para tener una hoja de ruta tan clara ante este reto. Entender cómo podrían diferenciarse y complementarse los diversos perfiles y los aportes de los participantes de la red (activistas sociales, técnicos, funcionarios públicos y académicos de diversas disciplinas), solo hasta ahora comienza a rebelarse con mayor transparencia. Pasaron más de dos años de formulación colaborativa y casi otros dos años de ejecución para aprender y, sobre todo, acumular una experiencia sobre cómo administrar y organizar de mejor manera el proyecto en general y los diversos subgrupos que lo componen.
En tercer lugar y a manera de ilustración del punto anterior, la principal dificultad para nuestro subgrupo ha sido integrar el trabajo de los académicos y la metodología empleada por los investigadores populares. Con bastante humor y soltura encontramos que difícilmente se podrían encontrar unos perfiles más antagónicos. Mientras que, por una parte, los académicos suelen apoyarse en la duda y la prudencia y por lo tanto, sumidos en un mar de incertidumbres tienden a evitar sistemáticamente la acción, los juicios, las afirmaciones y las conclusiones rápidas; por otra parte, los investigadores populares se nutren de un carácter osado, inclinado a la acción veloz y creativa que a veces alcanza niveles de riesgo individual y social impensables para unos ratones de biblioteca.
Por último -según J- tenemos una tensión o vacío entre los conceptos de cuenca y de acueductos comunitarios en cuanto a su pertinencia para asumir la defensa del agua como bien común, desde el acueducto comunitario o empresa pública puntualizamos un una forma de asociación para dar respuesta a una necesidad (la dotación de agua), mientras el enfoque de cuenca nos lleva al debate del territorio, a una aptitud de observación participante y a la disputa del poder. En la medida que los acueductos comunitarios se colocaron en el centro del proyecto, en su título y su objetivo general; los procesos sociales del sur de Bogotá, que incluyen las luchas de los acueductos comunitarios pero van más allá de estas, pasan a un segundo plano. Como resultado, -de acuerdo con J- la idea y la visión de la cuenca, que en el caso de la cuenca del río Tunjuelo tiene todo que ver con el origen y el desarrollo de las movilizaciones territoriales del sur, pasó a un nivel más contextual, subordinado a una mirada profundamente local enfocada en los acueductos comunitarios. Aceptar esto, enfrentó a J y a sus compañeros de Agrópolis a una sensación de inmovilidad y de restricción en la utilización del proyecto como una herramienta para fortalecer su tarea de investigadores populares y gestión social y política.
Sin embargo, estas dificultades se tornan en aprendizajes y en retos hacia el ciclo final de este proyecto. Sin duda, los aprendizajes organizativos permitirían a futuro formular otros proyectos comunitarios y colaborativos con mucha mayor claridad acerca de los roles, expectativas, límites y aportes para cada uno de los distintos participantes. Y por lo tanto, se esperaría reducir un poco el tiempo de ajuste y confusión y así, minimizar la frustración y ajustar más rápidamente las expectativas de los diversos actores en un marco de acción y reflexión nutrido de esta experiencia.
En cuanto a las oportunidades de cara a la finalización del proyecto coincidimos en que es relevante fomentar un debate y una integración de resultados entre el subgrupo enfocado en los acueductos comunitarios y el nuestro. Esto con la intención de llenar el vacío -planteado por J- y para construir una interpretación común que evidencie la importancia que tiene la cuenca en las realidades locales. Por otra parte, no habría que descartar la posibilidad de una profundización investigativa que a futuro que ponga a los procesos sociales y a la cuenca no como contexto, sino como centro de otra investigación.
Todo lo anterior, también deriva en la posibilidad y la necesidad de organizar algunos eventos para la difusión de los resultados del proyecto y también, para convocar actores de diversos niveles políticos y sociales. Uno de los objetivos de este tipo de eventos -en clave tanto de la investigación popular como de reflexión académica- sería impulsar públicamente algunas ideas y propuestas claves o al menos, fortalecer y darle mayor visibilidad a los debates centrales para el borde sur de la ciudad. Por lo tanto, hacia arriba, surge la propuesta de convocar autoridades distritales de alto nivel como el alcalde mayor, el concejo de ciudad, los secretarios distritales y los alcaldes menores, para discutir sobre los retos sociales, de ordenamiento territorial y ecológicos del sur de Bogotá. De esta manera el proyecto podría brindar un apoyo y un impulso al posicionamiento de las propuestas políticas y a las organizaciones sociales que hacen parte de la red tripartita en el contexto de la política distrital, respaldando algunos de sus intereses estratégicos -subraya J. En otra dirección, hacia abajo, consideramos importante que el proyecto (no solo nuestro subgrupo) realice algunos eventos de cierre que convoquen a los procesos sociales y a los informantes que aportaron desde la base comunitaria. Ya que la entrada del proyecto en el trabajo de campo fue principalmente desde los subgrupos, consideramos que para su finalización deberíamos planear unos encuentros (que en gran medida ya están planteados a través de los círculos del agua) que brinden mayor visibilidad al proyecto como un todo y así, a la red tripartita.
Reconocemos que aún hay mucho por hacer al interior de nuestro subgrupo, como integrar las reflexiones sobre los procesos sociales con el trabajo de las investigadoras que han abordado los temas de minería, expansión urbana y ordenamiento. También articular los trabajos de los cuatro subgrupos al interior del proyecto, desde la mirada más local, veredal y regional, hasta la óptica macro de las políticas nacionales e internacionales. Continuar reflexionando y actuando en consecuencia con el reto de transitar de una actitud profundamente académica y la inherente lentitud de sus procesos, hacia un apoyo más decidido y concreto a la labor de los investigadores populares, los técnicos y la comunidad, contando con la experiencia y el aprendizaje acumulado en esta red. Aún queda mucho por hacer y aprender y en el fondo, más allá de la mirada crítica que acá se expone, nos despedimos con grandes expectativas frente al corto tiempo que nos queda antes del final del proyecto, agradecidos por las lecciones que nos ha traído, las oportunidades de salir de nuestras zonas de confort y explorar otros espacios y otras formas de hacer, que sin duda tendrán consecuencias en nuestros procesos reflexivos y de investigación por venir
Comments